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Tuesday, March 13, 2007

PEREIRA DA "fURIA"

-Otra vez; de nuevo vuelven a sonar las alarmas en Pereira, ciudad pujante y desbordada en grandeza, pero con un equipo enano, sin alma, nómina y norte. Como en aquel horroroso 1997, el buitre del descenso ya pernocta en el hombro matecaña. Y todos tan tranquilos…parece que nada sucediera.

WILFRIDO FRANCO GARCÍA
D. D.

De los catorce equipos tradicionales de Colombia, solamente Bucaramanga y Pereira no han sido campeones; pero Bucaramanga fue a una Copa Libertadores. Hasta Deportes Quindío que nunca ha estado en los cuadrangulares finales desde que se programaron dos campeonatos por año, fue campeón. Inclusive el Unión Magdalena que está en la B. Deportivo Pasto tiene una estrella y un subcampeonato, Real Cartagena jugó una final ante el Deportivo Cali y para no ir más lejos, Cortuluá fue representante nuestro en la Libertadores y como anécdota jugó de local en Pereira. Cúcuta y Tolima ya ostentan títulos, y hacen historia en la Toyota Libertadores. Mejor dicho, Deportivo Pereira entre los catorce clubes tradicionales de Colombia es el único que nunca ha tenido una fiesta, es la cenicienta, un equipo sin historia y el eterno convidado a los fracasos y las amarguras. Los del Medellín dirán que nadie ha sufrido tanto como ellos, los del Santa Fe que cada partido es un parto, en Bucaramanga dicen que ganar es casi imposible; pero nada se compara a lo que sufre la afición matecaña, cansada de andar en procesiones de optimismo rumbo al “Hernán Ramírez Villegas” y de volver vestidos de luto, hacía un entierro colectivo con las ilusiones muertas y los zapatos gastados de tanta frustración. Hoy nuevamente, las alarmas por un posible descenso se volvieron a encender en la “Trasnochadora, Querendona y Morena”; pero parece que el mediocre técnico de turno y los infames directivos de ahora, no lo comprenden. Y los dolientes del “Grande Matecaña” no existen.
En lo que va corrido del año, Carlos Navarrete y su equipo de retazos, ha disputado cinco partidos de pretemporada y seis oficiales del torneo. Y en once cotejos, no ha ganado ni una vez. Sumó seis empates y perdió cinco veces. Los números no mienten y la nómina que se tiene es más de un equipo de la Primera B que de un cuadro serio de la división de honor. Además, como no hay un presupuesto que garantice buenas contrataciones, se optó por traer extranjeros (tres argentinos y un brasileño) y el flamante técnico ni los pone, ni los mira. La mayoría vegetan en céntricos hoteles de la ciudad y cobran en dólares. Lo que fue un fortín en el “Hernán Ramírez Villegas” en muchas ocasiones con Walter Aristizábal, a quien muchos comentaristas cansaron, ahora es una plaza pública y abierta. Cualquiera va y gana en la capital del Risaralda. La cifra de una victoria en las últimas diez presentaciones ante su público es escalofriante y un punto conseguido de local en este torneo en tres partidos, es para ponerse a llorar. Pero todos tan tranquilos, no importa que la afición que comenzó con más de 11.000 espectadores ante Bucaramanga, se vaya alejando lentamente hasta ir solamente 3.000 frente a Pasto; no importa que solo ocho puntos lo separen de la promoción y del descenso. Poco importa que cada ocho días los aficionados matecañas sean el hazmerreír de los demás hinchas. De nada importa que el equipo está en la cola de la tabla, ni que haya empezado la temporada de once en el promedio y ahora esté quince, solamente superando al Bucaramanga, Cartagena y La Equidad. Para los directivos encabezados por un presidente sin ambiciones, petulante y novato como Francisco Javier López todo pasa por apoyar las embarradas del técnico. El asesor de presidencia, un pésimo árbitro de antaño como Libardo Serna armó una colcha de retazos con lo que sobraba de los demás equipos y el técnico no tiene ni siquiera la digna actitud de reconocer sus errores y sus falencias en el trabajo, pues pedirle que renuncie no está en su manual de urbanidad. Periodistas de Todelar señalan al P. F. Jorge Ignacio Ruiz como la persona que desconectó los cables y dejó sin señal la transmisión del domingo pasado ante el Deportivo Pasto. Y el técnico sale en ruedas de prensa que cada vez repiten como una ola vieja, las mismas declaraciones: “Yo creo en mis jugadores, por eso estamos en este proyecto y sigo creyendo en el plantel. Respaldo a mis jugadores, debo creer en ellos y seguir en la lucha por conseguir logros y resultados edificantes para esta institución”. Palabras y solo palabras. Mientras tanto, reta a los pocos hinchas que siguen yendo al estadio, quedándose en el banco de sustitutos mascullando madrazos que no le quedarían bien, responder; aunque los balbucea. Lo peor parece estar por venir y la noche de cruentas sombras se cierne sobre el “Hijo Bobo” de Pereira, la ciudad más pujante de Colombia.

Razones de una realidad

1-Un técnico fracasado.
En el profesionalismo colombiano Carlos Augusto Navarrete siempre fue reconocido por una buena persona, pero como un pobre técnico. Ganó una Copa Merconorte con Atlético Nacional y pare de contar. Además, existen versiones sobre serios problemas personales.
2-Un plantel de la B.
Sin figuras notables, con delanteros casi desconocidos, con pocas alternativas en el banco y una nómina reducida, el equipo está condenado al fracaso. Mercenarios del fútbol que no respetan una camiseta, una divisa, una ciudad o sus hinchas; solamente llegan para cobrar, para salvar su estómago o luego demandar por viejas deudas adquiridas.
3-Sin líderes.
A Alexander Orrego se le trajo como la gran contratación de la temporada. Ha disputado tres partidos: solo uno lo jugó completo, fue expulsado dos veces, suspendido tres fechas y su único aporte fue desperdiciar un penal ante el Quindío. ¿Qué tal el líder del equipo?
4-Extranjeros sin visa
Unos llegaron tarde, otros no tienen documentos de trabajo; los más, se lesionan fácilmente y los menos, el técnico ni los utiliza. Cuatro extranjeros (tres argentinos: González, Nania y Godoy y un brasileño Guilherme) que hasta el momento no aportan absolutamente nada y no han marcado un solo gol.
5-Sin dolientes.
Mientras ejemplos perceptibles como el de Cúcuta donde la alcaldía y la gobernación del Norte de Santander, tomaron las riendas del equipo y llevaron a lo más alto a los motilones; en Pereira que se precia de ser la ciudad de mayor progreso en nuestro país, nadie del ente gubernamental hace algo por el equipo. El gobernador Carlos Alberto Botero López ha ayudado a todos y a todo, pero al equipo nunca le ha dado la mano (a pesar de 400 millones que dicen dio para el equipo) y ni hablar del alcalde Juan Manuel Arango Vélez, a quien parece no interesarle la pobre promoción y la mala prensa que hace de la ciudad, un equipo tan mediocre.
6-Pésima preparación.
El equipo luce lento y pesado. Mientras tanto el P. F. Jorge Ignacio Ruiz se dedica a pelear con los periodistas que critican el trabajo del cuerpo técnico.
7-Periodismo resignado.
La ciudad se llenó de periodistas de otros lares, de otros lugares e hinchas de otros equipos. Pocos son los que hacen críticas constructivas o los que buscan alternativas para salir del atolladero; muchas veces, hasta los oriundos de la ciudad, terminan por resignarse a su negra suerte.
8-El arbitraje.
Nada más negro en la historia del Deportivo Pereira que el arbitraje. De entrada no más, en este torneo Miguel Guevara de Cundinamarca validó el gol del uruguayo Mello del Bucaramanga para el empate a uno cuando el balón había salido. Luego Albert Duarte ante el Quindío exageró en la expulsión del argentino Nania para dejar el equipo 55 minutos con un hombre menos y en la última fecha, Gener Zapata del Valle del Cauca que también le tumbó el año anterior un partido en Pasto, ayudó al equipo del sur con un penal que no fue y negándole al Pereira, un penal claro por evidente mano en el área de José Mera. Tras de cotudos y con paperas, y eso que en la segunda fecha en Manizales, José Borda, le anuló al Caldas un tanto legítimo de Darío Gigena en contra del cuadro matecaña. Al Pereira la comisión arbitral que ve a los matecañas como un cuadro de segunda y por no tener directivos de peso, le programa árbitros de la B.
9-La afición.
Cansada de cargar con el ataúd de la amargura y de sumar derrotas, la afición se va alejando del estadio. La enorme afición (como lo demostró el ascenso del año 2000), termina desgastándose y engañada es menospreciada por paupérrimos directivos, por empresarios que mienten y por gobernantes que desconocen al equipo de la región.
10-Poco presupuesto.
Con 120 millones de presupuesto mensual solo se puede armar en Colombia un equipo de la Primera B. Ese dinero no alcanza para contratar figuras y los directivos actuales dicen que se cansaron de invertir, pero tampoco quieren vender o irse del equipo. Mientras tanto, las quincenas corren y las deudas se aumentan.
11-Negros números.
En pretemporada, sucesivamente se jugaron cinco partidos, así: derrota 3-1 con el Deportes Tolima, se cayó 5-2 ante el Atlético Nacional, empates 1-1 ante el Medellín y 0-0 frente al Junior y el Envigado. En el torneo: tres partidos de local con dos derrotas por 1-0 ante Quindío y Pasto, y un empate 1-1 con el Bucaramanga; como visitante tres juegos: una derrota 2-0 frente al Boyacá Chicó, empate a un gol con el Once Caldas y 3-3 frente a La Equidad. En once partidos, ningún triunfo, seis empates, cinco derrotas, nueve goles a favor y 18 en contra. Pereira tiene seis partidos sin ganar en el torneo, solo ha ganado un juego de los últimos diez que disputó como local y de los últimos 16 cotejos bajo el mando de Navarrete, solo ganó dos. Los números no mienten.

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