Tuesday, September 26, 2006

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¿Quién ronda a los directivos?

Por Wilfrido Franco García
wilfri54@hotmail.com
En el fútbol actual, los resultados van de la mano de los éxitos o de los fracasos. Casi siempre cuando hay derrotas, el que paga los platos rotos es el técnico de turno, o algún jugador de pobre nivel de juego o inclusive se termina culpando al periodismo o a la misma afición. Pero quién ronda a los directivos, aquellos que rigen los destinos de un club diciendo siempre que “estoy en el equipo por amor, pues esto no da sino problemas y perdidas”. Sí el fútbol fuese tan mal negocio, se puede preguntar: ¿Por qué, por citar un solo caso, directivos tan quejumbrosos como Gabriel Camargo se aferran al Deportes Tolima y nunca se van?
Los directivos cometen crasos errores que nadie juzga y se busca el ahogado río arriba. En el Deportivo Cali por ejemplo, el presidente Rodrigo Otoya siempre está de afán, no tiene tiempo para responder una entrevista porque le dedica más tiempo a sus negocios y Karim Gorayeb, es prepotente en sus respuestas y en la manera de tratar al periodismo, cuando le falta muchísimo por recorrer para medio parecerse a su padre, Alex. A Aurelio Grimberg que es el que más sabe de fútbol en la junta directiva azucarera, no lo dejan actuar y por eso, al final, se traen troncos como Martín Asencio y Juan Carlos Ferreyra. No se puede comprobar, pero parece que hay “cometa” de por medio, porque el técnico Omar Raúl Labruna defiende a muerte a los dos severos árboles que trajo como refuerzos al subcampeón colombiano. Rodrigo Otoya y la junta directiva verdiblanca le habían prometido a la afición rimbombantes contrataciones y al final, por pedido de Labruna, llegaron Asencio y Ferreyra, dos soberanos paquetes, incumpliendo totalmente la palabra empeñada inicialmente cuando hicieron campaña para su elección.
En el América, el cáncer sigue al interior. Mientras los rojos no puedan comercializar su nombre, ni mover cuentas bancarias y totalmente limitados por la lista Clinton, el equipo va rumbo al despeñadero que podría ser la Primera B. Sí Juan Miguel no opta por retirarse, rumor que corre por estos días en la capital vallecaucana y ojalá sea posible, a los “Diablos Rojos” los espera el infierno. Podría haber nuevos propietarios, entre ellos un magnate mexicano. Mientras tanto, la gestión del gerente Humberto Acevedo es un total fracaso; ni en lo deportivo, ni el mercadeo que tanto ha anunciado, ha pegado una.
En Millonarios, las intenciones de Juan Carlos López Castrillón son buenas. Intentó armar el equipo para pelear los primeros lugares, pero los resultados dicen lo contrario. Los azules siguen en el limbo y lo peor, el asunto del descenso no está muy claro todavía. Los directivos llenaron la nómina de muchos veteranos que por lo mostrado en este torneo, se quedaron ya sin fútbol. A veces los nombres y la historia no son suficientes, hay que analizar todo antes de contratar tanto fracasado o tanto mercenario que vive de su pasado.
En el Deportivo Pereira llegó la familia López Bedoya para democratizar el club, vendiendo acciones y construyendo una sede que sería no solo para el plantel, sino para los socios del cuadro matecaña. Pero el tiempo y los resultados, están dejando al presidente Francisco Javier López con las mismas andadas del senador Habib Merheg que resultó un verdadero encantador de culebras y se aprovechó del nombre de la institución para hacer publicidad gratuita de sus negocios particulares y para lucrarse con transferencias de jugadores, llevándose el patrimonio del equipo. López prometió el oro y el moro, una campaña que mínimo debería llevar a los matecañas a un torneo internacional y ahora terminó incumpliendo en los pagos a la nómina, cansó al técnico Walter Aristizábal y prefirió darle el equipo, que tiene todas las posibilidades de clasificar intactas, a un verdadero novato como Wilson de Jesús Cano, y todo por abaratar costos. Es tanta la decepción que ha marcado López Bedoya y su entorno en el manejo del Deportivo Pereira, que ya se habla de una enésima venta de las acciones del equipo matecaña que nunca ha sabido aprovechar a una de las mejores y más numerosas aficiones del fútbol colombiano.
En la Federación Colombiana de Fútbol, ni hablar. Los directivos rasparon la olla y la gestión de Oscar Astudillo Palomino en lo económico fue un fracaso total. Ahora Luis Bedoya deberá buscar dinero para todo, porque los Moreno Jaramillo, Yunes, Astudillo, Hoyos y demás lumbreras, dejaron a la Federación Colombiana de Fútbol sin un peso. Por eso me pregunto: ¿Y a los directivos quién los ronda?

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